En el Lazarillo de Tormes descubrimos, la rapidez con que un muchachito pierde su inocencia en un mundo donde es preciso obrar de forma pragmática con astucia. Pero es un mundo creible, realista, totalmente opuesto al reflejado por la literatura renacentista de ese entonces, que omitía cualquier aspecto vulgar de la realidad. Encontramos en esta obra un protagonista que en modo alguno es el héroe idealizado de la novela caballeresca. Es un héroe nuevo, realista como el mundo que lo oprime. Este libro está tan diestramente concebido que muchos insisten en que sirvió como fuente de inspiración para que Cervantes escribiera su célebre Don Quijote de la Mancha.